Bacalao Skrei Noruego

La historia del Skrei es una de las más fascinantes de la gastronomía mundial. Y es que, por puro instinto, grandes multitudes de bacalao regresan cada año desde las profundidades del mar de Barents hasta las islas Lofoten, donde las comunidades de pescadores locales ya esperan su llegada como un gran acontecimiento anual.

Este viaje heroico de más de 1.000 km hace que estos bacalaos lleguen en su mejor momento, perfectamente preparados tras las largas horas de natación a través de aguas gélidas y turbulentas. Así es como se convierten en Skrei, un bacalao salvaje, de textura fina y con un sabor increíble. Todo un placer para auténticos sibaritas que podemos degustar desde enero hasta abril, el mes en que termina la temporada.

Un sello para garantizar la calidad.
ada Skrei está marcado con este sello oficial, que certifica que su captura y transporte se han realizado de acuerdo con una rigurosa normativa que garantiza la sostenibilidad de esta tradición pesquera. También es una garantía de su alta calidad, su frescura única y su origen, Noruega.
Las referencias
BACALAO SKREI SIN CABEZA, ENTERO (83583), A RODAJAS (83884) FILETES (83585)
De enero a marzo, el bacalao Skrei llega con una calidad que miles de consumidores aprecian, diferenciándolo del resto de especies de la misma familia. La llegada de los meses fríos hace que lo esperen con ansias para disfrutar de su carne, que tiene una textura más firme y jugosa que la de otros bacalaos.
Skrei es una antigua palabra noruega que significa «el nómada», y precisamente esta característica es la clave de su valor gastronómico.
A partir de enero, miles y miles de estos peces, impulsados por el instinto, abandonan las frías aguas del mar de Barents, donde pasan entre cinco y siete años de su vida, para terminar desovando en las islas Lofoten, exactamente en el lugar donde nacieron.
Un viaje de más de 1.000 km nadando a contracorriente fortalece su musculatura, lo que, unido a una dieta de marisco y arenques, hace que los bacalaos tengan menos grasa y una carne más firme y jugosa, con una textura imposible de encontrar en sus ‘hermanos’ más sedentarios.
Del Skrei se aprovecha todo: no solo el lomo o las carrilleras, sino también el vientre para hacer caldos de pescado o la lengua, que en realidad no es tal, sino los músculos situados debajo de ella, con una carne firme y melosa. Sus huevas son exquisitas, primero cocidas y luego doradas a la plancha en rodajas.
El hígado también es un manjar: los noruegos lo toman cocido junto con las huevas y patatas, todo acompañado de pan blanco crujiente. Incluso la piel de este bacalao nómada puede aprovecharse, ya que al hornearla se convierte en una costra crujiente.
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